Debido a que nuestra principal prioridad es la salud y la seguridad de nuestros pacientes, estamos comprometidos a brindar la información más actualizada sobre COVID-19 y cómo podemos combatirla de manera efectiva.
Desde principios de 2020, el coronavirus se ha cobrado la vida de millones de personas y ha cambiado la realidad diaria de casi todos los demás. Sin embargo, gracias a la investigación científica y exhaustivos esfuerzos de colaboración y planificación en diversos sectores, ahora tenemos vacunas seguras y efectivas.
Sin embargo, solo funciona si usted se vacuna.
No permita que la información falsa impida que usted o sus seres queridos reciban la vacuna. Obtenga información de fuentes confiables. Comience aquí y comparta estos datos con sus amigos y familiares.
Infórmese bien, vacúnese.
Ficción: Las vacunas contra COVID-19 se desarrollaron tan rápido que deben haber tomado atajos.
Realidad: Si bien es cierto que las vacunas contra COVID-19 se desarrollaron en un tiempo récord, la tecnología real detrás del funcionamiento de las vacunas ha existido durante más de una década. La urgencia de la pandemia proporcionó el ímpetu para aumentar el financiamiento y la cooperación entre sectores. Con frecuencia, la producción de vacunas no se realiza hasta mucho más tarde en el proceso de desarrollo debido al riesgo financiero de la empresa. En el caso de la vacuna contra COVID-19, los fabricantes y el gobierno de los EE. UU. invirtieron dinero para aumentar la producción rápidamente.
Además, los investigadores pudieron utilizar las redes de ensayos clínicos de vacunas y tratamientos existentes para comenzar a realizar ensayos de vacunas con rapidez. Sin embargo, las vacunas tuvieron que someterse al mismo proceso de evaluación rigurosa que cualquier otra vacuna o medicamento nuevo.
No se emplearon atajos de ningún modo, y las vacunas son seguras y efectivas.
Ficción: Puede contraer COVID-19 por vacunarse.
Realidad: No. No es posible contraer COVID-19 por administrarse ninguna de las vacunas, porque no contienen el virus. Las tres vacunas aprobadas para su uso en los Estados Unidos proporcionan “instrucciones” para que su cuerpo cree células con la proteína spike de COVID-19, que engañan al sistema inmunitario para que produzca anticuerpos contra el virus. De esa manera, si está expuesto a COVID-19, su cuerpo ya tiene las herramientas que necesita para combatir el virus.
Ficción: La vacuna provoca efectos secundarios graves y peligrosos.
Realidad: Las vacunas contra COVID-19 han sido y están siendo sometidas al control de seguridad más intensivo en la historia de los EE. UU. Más del 50 % de los adultos en los Estados Unidos recibieron al menos una dosis de la vacuna contra COVID-19, y la mayoría informó efectos secundarios menores comunes, si los hubo.
Los efectos secundarios graves posteriores a la administración de las vacunas contra COVID-19 son muy poco frecuentes. Por ejemplo, la anafilaxia, una reacción alérgica extrema que es muy peligrosa, solamente ha ocurrido en aproximadamente dos a cinco personas por millón que se vacunaron en los Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC). Este tipo de reacción alérgica generalmente ocurre dentro de los 30 minutos posteriores a la vacunación y puede tratarse rápidamente.
Particularmente, después de los segunda dosis (de la vacuna de Moderna o Pfizer), es posible que sienta algunos efectos secundarios. Los síntomas más comunes son similares a los de cualquier vacuna, incluidos dolor en el sitio de la inyección, fatiga, dolor de cabeza, fiebre y dolores musculares. Estos efectos secundarios le indican que la vacuna está haciendo lo que se supone que debe hacer, y deberían desaparecer después de uno o dos días. Si no desaparecen después de dos días, comuníquese con su médico.
Ficción: Ya tuve COVID-19, por lo que no necesito vacunarme.
Realidad: Debería vacunarse de todos modos, incluso si ya ha tenido COVID-19. Los expertos no saben cuánto tiempo usted es inmune al virus o a sus variantes después de haber tenido COVID-19. Por lo tanto, la vacuna puede ofrecer más protección.
Ficción: No vale la pena arriesgarse a sufrir efectos secundarios a largo plazo que aún no conocemos.
Realidad: Históricamente, los efectos secundarios a largo plazo de cualquier vacuna han sido poco frecuentes y la mayoría de los eventos adversos con otras vacunas ocurrieron dentro de las ocho semanas posteriores a la recepción de la vacuna. Los CDC llevan un registro de todos los efectos secundarios a través de V-safe, una herramienta en línea que realiza controles periódicos mediante encuestas, para saber cómo se siente.
Además, un creciente número de estudios demuestran que muchas personas que han contraído un caso leve de COVID-19 todavía informan tener síntomas seis meses más tarde.
Ficción: La vacuna contra COVID-19 alterará mi ADN (o DNA, por sus siglas en inglés).
Realidad: Las vacunas de Moderna y Pfizer transfieren material del ácido ribonucleico mensajero (mRNA, por sus siglas en inglés) encerrado en “burbujas de grasa” a sus células. Sin embargo, el mRNA nunca ingresa al núcleo de las células y no alterará ni interactuará con el ADN de su cuerpo.
Ficción: Los científicos utilizaron tejido fetal en las vacunas contra COVID-19.
Realidad: No existen vacunas desarrolladas con tejido fetal producto de abortos, incluidas las vacunas contra COVID-19.
Ficción: El gobierno está utilizando esto para implantar microchips que rastrean a las personas.
Realidad: No, eso no es cierto. Las vacunas no contienen microchips y no pueden usarse para rastrearlo, recopilar información personal ni controlarlo.
Ficción: La vacuna contra COVID-19 puede dañar mi capacidad para quedar embarazada.
Realidad: No hay ninguna evidencia de que la vacuna cause problemas con la fertilidad o el desarrollo fetal.
Ficción: Soy joven, por lo que no corro riesgo de enfermarme de COVID-19.
Realidad: Muchos jóvenes se enferman gravemente con el virus e incluso mueren. Sin embargo, vacunarse no es solo para mantenerlo a salvo; también es para proteger a otras personas que pueden estar en mayor riesgo. Vacunar a todo el mundo y evitar que el virus se propague también ayudará a evitar que se convierta en una variante potencialmente más peligrosa.
Ficción: No tengo seguro médico. Será costoso vacunarme.
Realidad: La vacuna contra COVID-19 es gratuita para todos, incluidas las personas que no tienen seguro médico. Si tiene seguro médico, la vacuna está cubierta por el seguro privado y público (Medicare y Medicaid). Cuando vaya a su cita de vacunación, es posible que le pregunten si tiene seguro médico, pero esto no importa. Los proveedores de vacunas no pueden cobrarle por la vacuna ni ningún copago, coseguro ni costos de administración. Tampoco pueden negarle una vacuna ni cobrarle por una visita al consultorio.
Ficción: Es imposible encontrar lugares que tengan la vacuna.
Realidad: Gracias a las asociaciones con farmacias, centros médicos y departamentos de salud, la mayoría de las personas deben estar a 5 millas de distancia de un proveedor de la vacuna contra COVID-19.
Visite vaccinefinder.org para encontrar la ubicación más conveniente para usted. Obtenga más información sobre las vacunas de los CDC.